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Un reemplazo para el diablo- capitulo 2



"Un entorno tranquilo y educativo para su hijo", es el eslogan con el cual la academia Baltazar se da a conocer al mundo, una antigua academia fundada hace más de 500 años y que es considerada por muchos como la mejor institución educacional del país y posiblemente del continente, construida en el centro de la cuidad capital y con una de las mejores infraestructuras del mundo, la academia ostenta el récord de ser el nido de formación y crecimiento de los personajes más influyentes de los últimos tres siglos, razón por la cual en muchas compañías, el hecho de graduarse en ella es tan o incluso más influyente que tener un título universitario.
Prestigio y poder, son las dos cosas que te otorga el haber estudiado en la academia Baltazar. No solo por el hecho de poseer uno de los mejores programas educacionales del mundo, sino que también debido al estricto reglamento interno el cual asegura la salida de jóvenes ejemplares y respetuosos de la ley. A diferencia de lo difícil que era poder entrar, salir era relativamente fácil, por lo cual los estudiantes evitaban a cualquier costo llamar la atención indeseada de la administración de la academia.
En lo profundo del edificio principal, el director de la academia Baltazar estaba gritando fuertemente. Su habitual cara serena y apacible, estaba completamente roja debido a la ira que sentía. Su frente estaba llena de venas inflamadas que se podían ver con facilidad, lo que no era algo bueno considerando los problemas de salud que tenía. Aunque sabia que agitarse de este modo no era bueno para su cuerpo no podía evitarlo, el joven sentado delante del había superado hace mucho tiempo su tolerancia a la sublevación; esta era una discusión que habían tenido ciento de veces.   
Tenia 17 años, de piel blanca, ojos y cabello castaño, junto con una estatura cercana a los 1,70 m; un chico normal y corriente desde cualquier ángulo. Si se tuviera que destacar algo acerca de su apariencia, seria sin lugar a duda su vestimenta. Llevaba puesto un uniforme escolar antiguo de la Academia Baltazar, un diseño que se dejo de utilizar hace mas de diez año y que solo se le permitió usar debido a su delicada situación económica; ya que el pertenece a los escasos estudiantes becados que a diferencia de los alumnos regulares se ganaron su lugar gracias a su esfuerzo propio. Aunque era un modelo antiguo de vestuario, seguía siendo un uniforme oficial del instituto, por lo que la elegancia en su diseño y materiales podía sentirse en cada fibra de hilo que lo componía.
El director estaba completamente irritado. En una circunstancia normal ningún profesor o personal de la academia se atrevería desafiarlo, ni mucho menos un simple estudiante, pero pese a su claro enojo el estudiante sentado delante del no parecía prestarle ni la menor de las atenciones. El reloj de péndulo de la pared tenía toda su concentración y el pobre académico parecía no existir para él, provocando con su actitud desinteresada que los demás profesores allí presentes se burlaran en silencio de su superior, quien pese a ser el jefe del recinto no podía manejar a un simple estudiante del montón.  
— ¿¡¡me estas escuchando mocoso!!?— grito iracundo el director, golpeando fuertemente con la palma de su mano el escritorio delante suyo lo que provocó que los maestros que cuchicheaban cerca saltaran asustados y desviaran rápidamente la mirada en otra dirección, pero esto no fue suficiente para llamar la atención del chico quien sin siquiera pestaña continuaba viendo fijamente el reloj de la pared, esto no solo provocaba aún más la ira del director, sino que también aumentaba al mismo tiempo las risas y burlas de los maestros que aun veían el espectáculo de reojo, generando un profundo sentimiento de vergüenza al interior del educador, quien sin poder aguantarlo más dijo mirando fijamente al joven— te estoy hablando a ti... ¿acaso no entiendes lo que te estoy diciendo? Esta es una academia de excelencia, un lugar de altos estándares donde se educan a los mejores estudiantes del país, un templo de educación reconocido a nivel mundial ¿lo entiendes?
—lo entiendo perfectamente director, me lo ha dicho una 26 veces este año y si contamos esta serian un total de 27— responde el joven
—"¿¡¡Entonces por qué...!!?" — exclamo el director golpeando nuevamente la mesa furioso, tan fuerte que su mano derecha quedo roja luego de hacerlo — entonces dime "¿Por qué....?¿Por qué te empeñas tanto en dañar la imagen que la gente tiene de esta academia?", "¿acaso lo has tomado como tu meta personal?", eres un chico brillante con excelente calificaciones, "¿en serio quieres echar a la basura tu futuro de esta manera?", peleando cada día de tu miserable vida con los matones locales que son peor que la misma basura y que no valen nada, aquellos a los que la sociedad no les interesa si viven o mueren— indico el director, pero el joven ni siquiera se molestaba en mirarlo a los ojos, pese al esfuerzo que ponía en aquellas palabras — "¿acaso te estoy aburriendo...?"— pregunto el hombre riendo sutilmente de mala gana — ya veo..., así que lo que te digo no te interesa en lo más mínimo, es curioso y gracioso al mismo tiempo, el como un hombre tan calificado y educado como yo, tiene que rebajarse a hablar con un mocoso tan insolente como tú, supongo que lo que dicen es verdad, "las manzanas no caen lejos del árbol" tu padre era igual a ti cuando joven, un insoportable e insolente ser humano y si te he de ser sincero, la única diferencia que puedo ver entre tú y el, es que tu padre es un asqueroso ebrio, ni siquiera me molestare en nombrar a tu madre quien era incluso peor, una prostituta barata que callo rendida ante los pies de tu progenitor— añadió el director esperando poder de esa manera poder provocar al joven, lo cual fue bastante efectivo puesto que este rápidamente se puso de pie y lo miro con cierto grado de odio a los ojos — ¿qué sucede...?, ¿acaso quieres golpearme?, si es así por favor hazlo, de esa manera tendré finalmente una razón válida para expulsarte, si te he de ser sincero nunca me agrado la idea de incluir a mocosos de tu nivel en nuestra prestigiosa academia, si no fuera porque la dueña de la academia te favorece nunca te hubiera permitido entrar— termino diciendo.
— se equivoca director, simplemente quería notificarle que las clases terminaron— contestó el joven apuntando hacia la pared donde las manecillas del reloj apuntaban a las 14:00— ahora soy libre de irme — añadió tomando sus pertenencias y dirigiéndose a la salida
—¡¡Eh... mocoso ven aquí!!, ¡¡ todavía no hemos terminado de hablar!!— gritó el director molesto al ver la actitud desinteresada del chico a sus provocaciones
— me temo director que esto nunca fue una conversación— contestó el joven abandonando la sala sin mirar hacia atrás, dejando al director solo en su oficina
—¡¡maldito mocoso!!—gritó el director molesto golpeando fuertemente su mesa, la cual ya tenía marcados sus golpes previos— ¿quién se ha creído que es...?, Si no fuera porque la dueña lo protege hace mucho tiempo que lo habría expulsado
— no hay nada que se pueda hacer, mientras siga siendo el estudiante con las mejores calificaciones académicas a nivel nacional los dueños no se atreverán a deshacerse del— contesto un profesor que fue testigo de todo lo sucedido.
—¡¡tonterías...!!, ¿de qué sirve una mente brillante en un mocoso tan irrespetuoso como él? ¿Acaso el mundo se ha vuelto loco? — responde el director molesto sentándose de golpe sobre su silla— jamás reconoceré a una basura como esa— añadió
—pero él tenía buenas razones para pelear esta vez, tengo entendido que impidió un intento de robo a una anciana— respondió una profesora
—ja... ¿Y eso que importa?, ¿acaso aquella anciana era una persona importante? Lo dudo, siempre es lo mismo, se mete en peleas ajenas para ayudar a simples pobretones del montón, ¿porque no puede ser como los demás chicos de nuestra escuela y dejarle el trabajo de héroe a la policía, después de todo para eso les pagan, ayudar a una anciana no traerá ningún prestigio a esta academia— añadió el director.
Mientras que en el otro extremo del edificio principal, el joven salía por la puerta, su mirada estaba perdida en un pensamiento, estaba molesto, quería golpear a su director, pero sabía perfectamente que no podía hacerlo, era un hombre irritante, pero tenía razón, si lo golpeaba sería expulsado de aquel lugar y en esta ocasión la dueña no podría impedirlo, no estaba dispuesto a aceptar eso, mucho menos luego de haber luchado tanto por mantener su beca. En lugar de eso prefirió calmar su ira y dirigirse a su casa, si tenía suerte no se toparía con ningún otro problema durante el camino, no era su culpa pelear contra aquellos "busca pleitos" que les gustaba abusar de los más débiles, veía como sus compañeros de escuela pasaban a su lado, todos le tenían miedo o incluso en el peor de los caso asco, no podían entender como un chico de su categoría había logrado entrar a su sistema, pero eso no le interesaba al chico, el solamente usaba aquel lugar como un peldaño más para mejorar su calidad de vida, no necesitaba amigos.
— ¿¡vamos que sucede viejo!?— escucho gritar el joven en un callejón mientras camina— ¿¡acaso no querías unas monedas!?— añadía la irritante voz proveniente de un montón de chicos que molestaban a un vagabundo, eran chicos de su academia quienes reían al ver al pobre anciano mendigar
—¡¡por favor deténganse!!— pedía el anciano quien se trataba de cubrir el rostro con sus manos
— ¿de qué hablas? ¿acaso no eras tú el que nos pidió ayuda? — respondió uno de los muchachos el cual abalanzaba Burlonamente un billete en su mano— vamos...si bailas para mi te daré este billete ¿acaso no te parece justo? — añadía el joven riendo
—no lo quiero, por favor déjenme— respondió el anciano
— ¿que acaso no es suficiente para ti? eres bastante quisquilloso para ser un simple vagabundo— respondía el joven lanzando el billete al sueldo — vamos, ese te lo regaló recógelo— añadía el joven riendo, esperando que aquel anciano lo recogiera con la intención de pisarle los dedos al momento de hacerlo
—no lo quiero— respondió el hombre tratando de ponerse de pie, pero era inútil los chicos que lo rodeaban se lo impedían
—¡¡oye retardado, acaso no te ha dicho el hombre que no quiere tu sucio dinero!!— interrumpió el joven al ser testigo de todo esto



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