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capitulo 16 Un reemplazo para el diablo



"Goliat" no es tan solo el nombre de un gigante en la biblia también es el apodo con el cual se conoce al GoliatPark; el mejor restaurante de ciudad capital. Ubicado en la intersección de Av. Princess con trinidad, el referente gastronómico de la región costera dirigido por el chef Grotony está clasificado como uno de los 10 mejores restaurantes del planeta. El simple hecho de comer en este lugar es un indicativo de que el comensal pertenece a la alta sociedad y que posee una gran fortuna.
A tan sólo 100 metros del GoliatPark un Grosser Mercedes de color negro se encuentra detenido debido al tráfico. En su interior solamente se encuentran tres personas; un hombre de casi 50 años de pelo negro y bigote blanco, quien viste un elegante chaqué de cuero negro mientras maneja; un chico de aproximadamente 17 años, sentado en la parte trasera del auto, de apariencia sencilla quien viste un esmoquin azul y una hermosa chica de 16 años, sentada al lado del joven, vestida con un fantástico vestido rojo con bordados blancos. La boca del muchacho se tuerce en una burlesca sonrisa mientras observa con agrado el rostro rojo de su acompañante; la pobre muchacha no está acostumbrada a que la miren con tanta atención. Desde que era pequeña siempre se ha considerado una chica fea o en el mejor de los casos una chica más del montón, por lo que él hecho de que un hombre la mire con tanta atención es algo nuevo para ella. Ya sea por el vestido o por el cambio de apariencia que sufrió su rostro gracias al maquillaje, la chica de nombre Alicia estaba realmente bella aquel día. El elegante chofer que manejaba el vehículo no paraba de mirarla de reojo por el retrovisor, no se trataba de un hombre mayor pervertido o con deseos impuros; pero incluso una mujer no podría evitar mirar con atención a la chica que estaba sentada en la parte trasera. Este gesto por parte del venerable anciano solo provoca que la vergüenza y el deseo de meterse debajo de una roca de la chica, aumente de manera exponencial. En un intento inconsciente de buscar ayudar los ojos de Alicia ven a su compañero sentado a su lado, pero se da cuenta rápidamente que es inútil esperar ayuda de aquel joven; el rostro de Bartolomé solo demostraba cuanto disfrutaba el espectáculo.
—No me mires así, es repugnante— indica ella asqueada cubriéndose torpemente con la manta que el vestido traía; un trozo de tela traslucido que no servía para ocultar nada
—¿repugnante? — repite Bartolomé con tono de burla — ¿cómo puedes culparme por disfrutar de una obra de arte tan hermosa, cuando esta se encuentra delante mió? — cuestiona el joven sujetando con gentileza la mano derecha de la joven dama, cubierta con un guante blanco; haciendo que la vergüenza que Alicia sentía aumentara y su rostro se pusiera aún más rojo — sin lugar a dudas el talento artístico que Dupré coloca en cada uno de sus trabajos es digno de admiración, valió la pena pagar tanto dinero por tener algunos. Incluso un pequeño gorrión como tu puede convertirse en un hermoso fénix al usarlos — añadió riendo entre dientes; provocando con estas palabras que la ruborizada chica recuperará su estado de ánimo habitual y se pusiera seria
— Lamento ser un simple gorrión para ti, pero ciertamente prefiero ser un pequeño pájaro capaz de volar, que un sucio y grotesco gusano que se divierte del sufrimiento ajeno como tú— respondió la chica calmada y fría, desde que era pequeña siempre había tomado esta actitud cuando sentía que alguien buscaba lastimarla
— Mi querida Alicia no digas eso, incluso un miserable gusano puede convertirse en una hermosa mariposa, si la gente llegará a escuchar esas palabras podría pensar que soy una clase de sádico o peor; podrían malinterpretar nuestra relación— contestó el chico mirando la hora en el reloj Rolex de su muñeca, el cual marcaba las 18:30 hrs — aunque personalmente no es algo que me moleste— término diciendo
—por lo que veo la palabra "vergüenza" no es algo que se encuentre dentro de tu vocabulario — respondió la Alicia mirando con desagrado a Bartolomé mientras intentaba inútilmente cubrir su cuerpo con la inexistente manta del vestido
— ¡Ey, tranquila! Si las miradas mataran tú serias una asesina— indicó Bartolomé al percatarse como Alicia lo miraba — aunque lamentablemente para ti las miradas no matan y lo único que consigues mirándome de esa manera es hacer que me interese cada vez más en ti — añadió
— y mientras más interés tengas tú en mi más asqueada y desdichada me sentiré —contestó la chica apartando su mirada; la actitud despreocupada de Bartolomé sólo demostraba su teoría de que el joven carecía de vergüenza. Sus ojos cafés llenos de ojeras dirigían su atención a su blanca muñeca, donde una pulsera de plata con la forma de una serpiente emitía una pequeña y casi indetectable luz intermitente— Sigo sin poder creer que esto sea un localizador — indicó con un tono de voz bajo; casi susurrando
— yo tampoco puedo creerlo, es increíble ver lo mucho que la tecnología humana avanzó en tan sólo 2000 años. Aún recuerdo cuando el descubrimiento de como forjar acero era la octava maravilla del mundo y hoy en día estos curiosos descendientes de monos son capaces de construir sofisticados sistemas de rastreo satelital — contestó Bartolomé con un espíritu lleno de entusiasmo; como si se tratase de un niño pequeño que descubre algo nuevo e intrigante
— lo dices como si vinieras de una época antigua— se burló Alicia de la forma de expresarse de Bartolomé — Tal vez debería de ir a una biblioteca y buscar un diccionario para poder entender la mitad de las cosas que me dices— añadió mientras sacudía con fuerza su mano con la intención de botar la pulsera de alguna manera, pero no importaba que tan brusco fuera el movimiento el artilugio no parecía ceder
—Eso lástima mi corazón, siempre me he considerado un hombre que posee un vocabulario moderno y sofisticado — contestó Bartolomé haciéndose la víctima — no importa cuánto lo intentes, sin la llave no podrás quitarte nunca esa pulsera— indicó al darse cuenta de las intenciones de la chica
— Por lo que veo no confías mucho en mí, llegar hasta el extremo de colocarme un rastreador aun cuando tenemos un cuerdo, es algo que muchos considerarían demente — contestó la chica bajando su muñeca al ver que sus esfuerzos eran inútiles
—Por el amor de Dios Alicia. Eres una mujer que literalmente vale 20 millones de dólares, una suma que muchos seres humanos jamás tendrán en su vida; no te dejaría sin vigilancia ni, aunque mi vida dependiera de ello — contestó Bartolomé riendo mientras miraba por la ventana. Faltaba poco menos de una cuadra para llegar al GoliatPark
— Valgo mucho más que 20 millones de dólares — contesto Alicia indignada ante tales palabras. Su credo personal le impedía estar de acuerdo con la idea de que la vida de una persona pueda ser valorada en términos monetarios; el hecho de que Bartolomé lo hiciera con ella solo servía para incrementar la ira que sentía
— No te enojes por aquellas palabras mujer. Es cierto que vales mucho más que 20 millones, si valieras menos no habría pagado tanto para tenerte— contestó el joven de mirada perversa acariciando sutilmente con su mano izquierda la mejilla derecha de Alicia; provocando que esta se volviera a poner roja — Ahora que eres mía no puedo esperar para ver de cerca los frutos de mi inversión — añadió acercando lentamente su rostro al de la pobre muchacha quien en un rápido movimiento detuvo su avance
— No te acerques tanto a mí, recuerda que tenemos un acuerdo — indicó la joven poniéndose a la defensiva
— Soy un hombre de negocios respetable. No importa lo que suceda, siempre respetaré los contratos que firmó, especialmente si el acuerdo es algo que yo mismo propuse — contestó Bartolomé regresando a su posición inicial para posteriormente sacar de su bolsillo un documento rojo escrito en letras doradas que tranquilamente comenzó a leer en voz alta — "El presente contrato de trabajo establecido entre el señor@ Bartolomé D Arquímedes y la señorita Alicia Von Priet establece que: El señor@ Bartolomé se compromete a pagar un sueldo mensual equivalente a 2 millones de dólares a la señorita Alicia durante un periodo de aproximadamente 12 meses, de los cuales 1,7 millones serán destinados a saldar la deuda que la implicada antes mencionada posee mantiene con él. A cambio de dicho sueldo la señorita Alicia se compromete a brindar sus servicios como asistente personal del joven Bartolomé, obedeciendo de manera total, todas y cada una de sus órdenes y caprichos — indicó riendo sonriente mientras veía el rostro de Alicia — este contrato entra en vigor a partir del día 18 de abril del presente año, es decir hoy y finaliza el 10 de abril del año próximo — término diciendo
— ¿Vas por allí cargando nuestro contrato? — pregunto Alicia sorprendida
— esta es simplemente una copia que hice en mi oficina; el original esta guardado en una caja fuerte cuyo paradero sólo yo conozco. Aunque no sea el real su contenido es esencialmente el mismo, por lo que si tienes alguna duda acerca de si mismo acciones infligen nuestro acuerdo, siéntete libre de pedirme las veces que desees— añadió Bartolomé guardando el papel del mismo bolsillo del cual lo saco
— recuerdo perfectamente el contenido del acuerdo que firme, pero mi cuerpo no es algo que estuviera incluido en el contrato—contestó Alicia cubriendo su cuerpo con la manta del vestido
—Mi querida Alicia, el trabajo de asistente personal viene acompañado implícitamente de los servicios nocturnos, desde el momento en el cual aceptaste tomar dicho trabajo deberías haberte preparado mentalmente para ello— indicó Bartolomé acercándose seductoramente a la joven
— no seas ridículo, las asistentes personales no hacen esa clase de trabajos. No puedes exigirme hacer algo sólo porque implícitamente creas que es correcto — contestó Alicia nerviosa intentado mantener la distancia con su brazo extendido
— tienes razón. Es verdad que como hombre de negocios no puedo recurrir a algo "implícito" para conseguir lo que deseo — indicó el joven apartando gentilmente la mano de Alicia y acercase lo suficientemente como para que su rostro quedará a tan sólo 7 centímetros al de ella — pero tú aceptaste explícitamente obedecer mis órdenes y caprichos, por lo que no existe poder legal que pueda impedir que te haga mía — añadió. Los hombros de Alicia temblaban al escucharlo, lo que Bartolomé decía era cierto; mientras Bartolomé se lo ordenara ella debería entregarse a él cada vez que esté lo deseara — aunque no sería divertido hacerlo de esa manera, no deseo tener tu cuerpo; sino que algo mucho más importante para ti — término diciendo para luego alejarse de la joven y salir del vehículo, dejándola perpleja y confundida.  Finalmente habían logrado llegar al GoliatPark.

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