"Goliat" no es tan solo el nombre de un gigante en la biblia
también es el apodo con el cual se conoce al GoliatPark; el mejor restaurante
de ciudad capital. Ubicado en la intersección de Av. Princess con trinidad, el
referente gastronómico de la región costera dirigido por el chef Grotony está
clasificado como uno de los 10 mejores restaurantes del planeta. El simple
hecho de comer en este lugar es un indicativo de que el comensal pertenece a la
alta sociedad y que posee una gran fortuna.
A tan sólo 100 metros del GoliatPark un Grosser Mercedes de color negro
se encuentra detenido debido al tráfico. En su interior solamente se encuentran
tres personas; un hombre de casi 50 años de pelo negro y bigote blanco, quien
viste un elegante chaqué de cuero negro mientras maneja; un chico de aproximadamente
17 años, sentado en la parte trasera del auto, de apariencia sencilla quien
viste un esmoquin azul y una hermosa chica de 16 años, sentada al lado del
joven, vestida con un fantástico vestido rojo con bordados blancos. La boca del
muchacho se tuerce en una burlesca sonrisa mientras observa con agrado el
rostro rojo de su acompañante; la pobre muchacha no está acostumbrada a que la
miren con tanta atención. Desde que era pequeña siempre se ha considerado una
chica fea o en el mejor de los casos una chica más del montón, por lo que él
hecho de que un hombre la mire con tanta atención es algo nuevo para ella. Ya
sea por el vestido o por el cambio de apariencia que sufrió su rostro gracias
al maquillaje, la chica de nombre Alicia estaba realmente bella aquel día. El
elegante chofer que manejaba el vehículo no paraba de mirarla de reojo por el
retrovisor, no se trataba de un hombre mayor pervertido o con deseos impuros;
pero incluso una mujer no podría evitar mirar con atención a la chica que
estaba sentada en la parte trasera. Este gesto por parte del venerable anciano
solo provoca que la vergüenza y el deseo de meterse debajo de una roca de la
chica, aumente de manera exponencial. En un intento inconsciente de buscar
ayudar los ojos de Alicia ven a su compañero sentado a su lado, pero se da
cuenta rápidamente que es inútil esperar ayuda de aquel joven; el rostro de
Bartolomé solo demostraba cuanto disfrutaba el espectáculo.
—No me mires así, es repugnante— indica ella asqueada cubriéndose
torpemente con la manta que el vestido traía; un trozo de tela traslucido que
no servía para ocultar nada
—¿repugnante? — repite Bartolomé con tono de burla — ¿cómo puedes
culparme por disfrutar de una obra de arte tan hermosa, cuando esta se
encuentra delante mió? — cuestiona el joven sujetando con gentileza la mano
derecha de la joven dama, cubierta con un guante blanco; haciendo que la
vergüenza que Alicia sentía aumentara y su rostro se pusiera aún más rojo — sin
lugar a dudas el talento artístico que Dupré coloca en cada uno de sus trabajos
es digno de admiración, valió la pena pagar tanto dinero por tener algunos.
Incluso un pequeño gorrión como tu puede convertirse en un hermoso fénix al
usarlos — añadió riendo entre dientes; provocando con estas palabras que la
ruborizada chica recuperará su estado de ánimo habitual y se pusiera seria
— Lamento ser un simple gorrión para ti, pero ciertamente prefiero ser
un pequeño pájaro capaz de volar, que un sucio y grotesco gusano que se
divierte del sufrimiento ajeno como tú— respondió la chica calmada y fría,
desde que era pequeña siempre había tomado esta actitud cuando sentía que
alguien buscaba lastimarla
— Mi querida Alicia no digas eso, incluso un miserable gusano puede
convertirse en una hermosa mariposa, si la gente llegará a escuchar esas
palabras podría pensar que soy una clase de sádico o peor; podrían
malinterpretar nuestra relación— contestó el chico mirando la hora en el reloj
Rolex de su muñeca, el cual marcaba las 18:30 hrs — aunque personalmente no es
algo que me moleste— término diciendo
—por lo que veo la palabra "vergüenza" no es algo que se
encuentre dentro de tu vocabulario — respondió la Alicia mirando con desagrado
a Bartolomé mientras intentaba inútilmente cubrir su cuerpo con la inexistente
manta del vestido
— ¡Ey, tranquila! Si las miradas mataran tú serias una asesina— indicó
Bartolomé al percatarse como Alicia lo miraba — aunque lamentablemente para ti
las miradas no matan y lo único que consigues mirándome de esa manera es hacer
que me interese cada vez más en ti — añadió
— y mientras más interés tengas tú en mi más asqueada y desdichada me
sentiré —contestó la chica apartando su mirada; la actitud despreocupada de
Bartolomé sólo demostraba su teoría de que el joven carecía de vergüenza. Sus
ojos cafés llenos de ojeras dirigían su atención a su blanca muñeca, donde una
pulsera de plata con la forma de una serpiente emitía una pequeña y casi
indetectable luz intermitente— Sigo sin poder creer que esto sea un localizador
— indicó con un tono de voz bajo; casi susurrando
— yo tampoco puedo creerlo, es increíble ver lo mucho que la tecnología
humana avanzó en tan sólo 2000 años. Aún recuerdo cuando el descubrimiento de
como forjar acero era la octava maravilla del mundo y hoy en día estos curiosos
descendientes de monos son capaces de construir sofisticados sistemas de
rastreo satelital — contestó Bartolomé con un espíritu lleno de entusiasmo;
como si se tratase de un niño pequeño que descubre algo nuevo e intrigante
— lo dices como si vinieras de una época antigua— se burló Alicia de la
forma de expresarse de Bartolomé — Tal vez debería de ir a una biblioteca y
buscar un diccionario para poder entender la mitad de las cosas que me dices—
añadió mientras sacudía con fuerza su mano con la intención de botar la pulsera
de alguna manera, pero no importaba que tan brusco fuera el movimiento el
artilugio no parecía ceder
—Eso lástima mi corazón, siempre me he considerado un hombre que posee
un vocabulario moderno y sofisticado — contestó Bartolomé haciéndose la víctima
— no importa cuánto lo intentes, sin la llave no podrás quitarte nunca esa
pulsera— indicó al darse cuenta de las intenciones de la chica
— Por lo que veo no confías mucho en mí, llegar hasta el extremo de
colocarme un rastreador aun cuando tenemos un cuerdo, es algo que muchos
considerarían demente — contestó la chica bajando su muñeca al ver que sus
esfuerzos eran inútiles
—Por el amor de Dios Alicia. Eres una mujer que literalmente vale 20
millones de dólares, una suma que muchos seres humanos jamás tendrán en su
vida; no te dejaría sin vigilancia ni, aunque mi vida dependiera de ello —
contestó Bartolomé riendo mientras miraba por la ventana. Faltaba poco menos de
una cuadra para llegar al GoliatPark
— Valgo mucho más que 20 millones de dólares — contesto Alicia indignada
ante tales palabras. Su credo personal le impedía estar de acuerdo con la idea
de que la vida de una persona pueda ser valorada en términos monetarios; el
hecho de que Bartolomé lo hiciera con ella solo servía para incrementar la ira
que sentía
— No te enojes por aquellas palabras mujer. Es cierto que vales mucho
más que 20 millones, si valieras menos no habría pagado tanto para tenerte—
contestó el joven de mirada perversa acariciando sutilmente con su mano
izquierda la mejilla derecha de Alicia; provocando que esta se volviera a poner
roja — Ahora que eres mía no puedo esperar para ver de cerca los frutos de mi
inversión — añadió acercando lentamente su rostro al de la pobre muchacha quien
en un rápido movimiento detuvo su avance
— No te acerques tanto a mí, recuerda que tenemos un acuerdo — indicó la
joven poniéndose a la defensiva
— Soy un hombre de negocios respetable. No importa lo que suceda,
siempre respetaré los contratos que firmó, especialmente si el acuerdo es algo
que yo mismo propuse — contestó Bartolomé regresando a su posición inicial para
posteriormente sacar de su bolsillo un documento rojo escrito en letras doradas
que tranquilamente comenzó a leer en voz alta — "El presente contrato de
trabajo establecido entre el señor@ Bartolomé D Arquímedes y la señorita Alicia
Von Priet establece que: El señor@ Bartolomé se compromete a pagar un sueldo
mensual equivalente a 2 millones de dólares a la señorita Alicia durante un
periodo de aproximadamente 12 meses, de los cuales 1,7 millones serán
destinados a saldar la deuda que la implicada antes mencionada posee mantiene
con él. A cambio de dicho sueldo la señorita Alicia se compromete a brindar sus
servicios como asistente personal del joven Bartolomé, obedeciendo de manera
total, todas y cada una de sus órdenes y caprichos — indicó riendo sonriente
mientras veía el rostro de Alicia — este contrato entra en vigor a partir del
día 18 de abril del presente año, es decir hoy y finaliza el 10 de abril del
año próximo — término diciendo
— ¿Vas por allí cargando nuestro contrato? — pregunto Alicia sorprendida
— esta es simplemente una copia que hice en mi oficina; el original esta
guardado en una caja fuerte cuyo paradero sólo yo conozco. Aunque no sea el
real su contenido es esencialmente el mismo, por lo que si tienes alguna duda
acerca de si mismo acciones infligen nuestro acuerdo, siéntete libre de pedirme
las veces que desees— añadió Bartolomé guardando el papel del mismo bolsillo
del cual lo saco
— recuerdo perfectamente el contenido del acuerdo que firme, pero mi
cuerpo no es algo que estuviera incluido en el contrato—contestó Alicia
cubriendo su cuerpo con la manta del vestido
—Mi querida Alicia, el trabajo de asistente personal viene acompañado
implícitamente de los servicios nocturnos, desde el momento en el cual
aceptaste tomar dicho trabajo deberías haberte preparado mentalmente para ello—
indicó Bartolomé acercándose seductoramente a la joven
— no seas ridículo, las asistentes personales no hacen esa clase de
trabajos. No puedes exigirme hacer algo sólo porque implícitamente creas que es
correcto — contestó Alicia nerviosa intentado mantener la distancia con su
brazo extendido
— tienes razón. Es verdad que como hombre de negocios no puedo recurrir
a algo "implícito" para conseguir lo que deseo — indicó el joven
apartando gentilmente la mano de Alicia y acercase lo suficientemente como para
que su rostro quedará a tan sólo 7 centímetros al de ella — pero tú aceptaste
explícitamente obedecer mis órdenes y caprichos, por lo que no existe poder
legal que pueda impedir que te haga mía — añadió. Los hombros de Alicia
temblaban al escucharlo, lo que Bartolomé decía era cierto; mientras Bartolomé
se lo ordenara ella debería entregarse a él cada vez que esté lo deseara —
aunque no sería divertido hacerlo de esa manera, no deseo tener tu cuerpo; sino
que algo mucho más importante para ti — término diciendo para luego alejarse de
la joven y salir del vehículo, dejándola perpleja y confundida.
Finalmente habían logrado llegar al GoliatPark.
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